Al principio, el karma del eterno irse. A los 18 me instalé en Cordoba, tratando de ser músico de estudio y libro. Desistí al año, luego de conocer casi todos los peores/mejores bares de la ciudad. Repetí ciudad a los 23, escapándole a la muerte de un padre y pretendiendo ser un futuro psicólogo. En realidad... en realidad pasé dos años tratando de acercarme a una hermosa y voluptuosa (?????) morocha compañera de estudios. Y aplique toda MI psicología en intentar convencerla del diamante en bruto (sobre todo bruto) que tenía al lado de su asiento. Nunca pase de cuatro o cinco materias. Ni de la morocha, a la que nunca pude alcanzar. Y volví a reencontrarme con los peores bares, que habían perdido el glamour del misterio y eran solo ratoneras llena de humo, malos olores y caras perdidas. Traté durante años de escribir un verso hermoso, positivo, optimista. Busqué inspiración divina en los estereotipos. Probé en la dulzura de las flores, en la belleza de una pareja mirando el horizonte. ...
Comentarios
besos