La mañana que nací, Marta Angela casi tiene que irse sola al hospital. Hector Angel, que siempre fue un tipo muy festivalero y alegre, estaba con ella en pleno carnaval. Pero daba penita irse. Es que según cuenta la historia y el anecdotario familiar, se estaba tan lindo que dolía supender la fiesta. Esperaron hasta último minuto, bailando y riendo. Cuando se hizo ya inevitable la partida, fueron TODOS los presentes (amigos, no tanto, conocidos y curiosos) rumbeando en caravana a recibirme. ... hoy tengo 36 años. No creo que haya diferencias notables con respecto a los 35; pero si las hay, que sean para mejor carajo. Que de palos ando dolido.
Nos vamos muriendo de a poco. Frase armada y dicha mil veces y de mil modos distintos no? Nunca he sido demasiado original. Como en un zoológico, venimos a ser monitos. Desesperados tras la jaula mientras Destino/Realidad/Muerte nos tiran pedacitos de comida y nos señalan. Mira mira a ese que esta ahí en la esquina. Sí sí el peladito. A ese tirale un pedacito de tomate podrido. Total come cualquier cosa. Y el pelado come tomate podrido. Entre otras cosas. Pero a veces de tanto revolver entre la mierda saca un pedacito de atún. Las pequeñas cosas son las que nos matan. Lentamente. De a pasitos. Morimos esperando la llamada que no llega. No cinco minutos tarde. No una hora. NO LLEGA. El NO es tan persistente como el agua. Nos golpea hasta perforarnos. Y cuando logró entrar, se instala y nos va inundando. De a poco, que el sufrimiento es mejor si dura mas. Puteamos al destino, nos desangramos. Y seguimos pa' delante con la cabeza apuntando a los pies. Tercos por naturaleza o ceguera.
Comentarios